jueves, 16 de noviembre de 2006

Shilen Temple – El Lugar de las Sombras



CRÓNICAS DE ADEN - PARTE II

La venganza puede llegar a ser una religión...

Bajando en un desordenado revoloteo, una libélula de un profundo rojo iridiscente descendía rozando las sinuosidades de una oscura mole de granito, esculpida fieramente sobre la roca viva de unas otrora tenebrosas montañas, que se habían convertido en los testigos achatados de las cruentas y monumentales batallas de los dioses, y que al paso lento de las edades de la tierra, habían sido olvidadas hace ya mucho tiempo.

El delgado insecto se perdió finalmente en la enormidad de las formas perfectamente cúbicas de las estructuras que formaban el Templo de Shilen, cuyas torres terminadas en agudas puntas dibujaban una silueta profundamente amarga, las que recordaban los mausoleos de un negro cementerio. Sin embargo, el brillo de las piedras pulidas por siglos de viento y agua reflejaban sobre sí la luz tenue del sol que se colaba en rayos ocasionales entre el vapor que surgía directamente de las entrañas del mundo y que emanaba en lentas volutas desde el oscuro monumento. Sin embargo, la casi imperceptible actividad que se desarrollaba al interior del templo contrastaba con su presencia inmóvil y sombría, presencia que coronaba un territorio yermo, cubierto de piedras mohosas y malezas marchitas. Por aquí y por allá se arrastraban criaturas hurañas, que se movían siempre de escondite en escondite, evitando siempre la detección, lo que era casi la forma de vida en el lugar.

Al interior del templo y entre las sombras del fondo de un profundo declive escalonado, se alzaba una imagen pétrea, enorme y monstruosa. La estatua representaba a una especie de medusa gigante con cuerpo de serpiente, que estaba simbólicamente cegada por una venda que le cubría la mitad superior del rostro. Shilen, asemejándose a una siniestra Khaali, exhibía seis brazos en una terrible postura, que la mostraba emergiendo de las entrañas de la tierra. La libertad de la figura era impedida por cuatro gruesas cadenas, que sujetaban a la diosa firmemente al piso y a las paredes de piedra, mientras que en su rostro se dibujaba un grito mudo, lleno de furia y rencor.

Lamiendo la piedra de la imagen, gruesas columnas de un vapor que parecía vivo, subían al cielo del templo, disipándose en la neblina fría del valle que circundaba la extensión del lugar. Lánguidos reflejos azules surgían del interior del abismo en la que se perdía el resto de la figura de la diosa con cuerpo de serpiente. Así fue, que casi como una reacción natural a la tenebrosa energía que despedía el vaho ondulante, surgieron primero unos destellos leves, como los de una cripta que despide los vapores fétidos de los cadáveres sepultados dentro y que toman la forma de los inquietantes fuegos fatuos. Aun asi, el frío del lugar anulaba cualquier hedor de putrefacción, reemplazando esa característica de los lugares de los muertos con un frío helado, que no solo congelaba el cuerpo, sino que también entenebrecía el espíritu. Un débil fuego comenzó entonces a bailar en inquietas y desordenadas ondas, que coloreaban con un azul turquesa las bocanadas de vapor que llenaban el aire del lugar.

Fue así que casi sin sorpresa, lentamente y como una visión infinitamente melancólica, una fina silueta de forma humana comenzó a dibujarse desde la cabeza hasta llegar finalmente a los pies, apareciendo como un débil espejismo entre las volutas de vapor. La piel de la Elfa Oscura era semejante a un mármol azulado, en el que se depositaban las gotas de la condensación del vapor que reaccionaba al incipiente calor que comenzaba a surgir del cuerpo inmóvil y desnudo que, con sus manos cubriendo su pecho, descendía lentamente al suelo de piedra del templo. De la misma forma en que apareció su carne, una leve tela comenzó a cubrir el cuerpo del nuevo ser, que posando suavemente sus pies sobre la piedra fría, fue depositado en el piso con lentitud y delicadeza sobre su costado derecho. Una leve bocanada de aire mezclado con el vapor proveniente del abismo de Shilen, dio paso a los latidos del corazón de Kharma Deathbringer, quien abrió sus ojos ante la vista imponente del portal del templo, que daba directamente a las estrellas de la noche.

Un violento destello rojo le brillaba en las pupilas, el cual se fue apagando a medida que cada pestañeo le mostraba un mundo que era al mismo tiempo un descubrimiento y una antigua memoria. La Elfa Oscura se puso entonces lentamente de pie, sintiendo en el corazón la furia de los dioses sepultados en los abismos, junto con la urgencia oculta de la cacería y muy especialmente de un profundo anhelo que le llenaba el pensamiento, pero que no habría sabido describir o explicar.

Al ponerse de pie, sus formas leves cambiaron bajo la luz de la luna, que descubrieron una hermosa y magnífica figura, en la que cada músculo y parte del cuerpo estaban dispuestos en un conjunto físico preparados para una prodigiosa agilidad y exactitud. Su rostro fino y perfectamente armónico estaba enmarcado por una larga cabellera blanca, que caía libre por su espalda. Con un sensual gesto, tomó su blanco cabello para armar una sencilla trenza sobre su cabeza, con lo que dejó al descubierto un cuello perfecto y alto, noble estandarte de su elegante y armoniosa espalda. Al mirar sus manos pálidas, abrió y cerró los dedos, sintiendo el viejo anhelo de los Elfos Oscuros por las armas, la caza y las sombras de la noche.

Con pasos estilizados y elegantes fue subiendo por las grandes gradas de la profunda escalera del templo, yendo hacia la salida, donde notó que en las hierbas cercanas al portal del gran edificio, yacía un largo objeto curvo, junto al cual estaba un carcaj repleto de flechas, lo que fue una respuesta inmediata y satisfactoria a sus anteriores pensamientos. Al levantar el arco de madera verde con incrustaciones de hierro y una fina hebra de cordón ennegrecido por el tiempo, que era lo que unía sus extremos, un estremecimiento le recorrió los brazos, lo que la hizo acomodar de manera casi instintiva el arma en la postura de disparo. El reflejo innato de la Elfa Oscura más que un aprendizaje era un re-aprendizaje, una suerte de antigua memoria que esperaba ser resucitada y recuperada desde los abismos del tiempo, por lo que bastó un suspiro para que una de las agudas saetas de madera, con una aguda punta cónica de hierro, subiera en un rápido y grácil movimiento hacia la posición de tiro.

En los labios pálidos de la hermosa mujer élfica se dibujó entonces una tenue sonrisa de satisfacción, cuando descubrió que a unos veinte o treinta metros de distancia, un Goblin intruso escarbaba entre las hierbas, en una actitud claramente audaz, dado que los Elfos Oscuros sentían por lo general un desprecio innato por las criaturas rastreras, que vivían del pillaje y los desperdicios dejados en el suelo por los seres de mayor inteligencia y sabiduría. La impresión que la criatura produjo en la mujer élfica no fue diferente, por lo que agudizó su atención, enfocando la vista sobre el deforme ser.

El Goblin se movía murmurando en una lengua de sonidos agudos y chillidos desagradables caminando de un lugar a otro, curvado en una actitud de duende saqueador, buscando con sus dedos largos y verdes por aquí y por allá alguna cosa de valor. De pronto, la criatura levantó una túnica mágica de color verde, lo que dejó al descubierto un cuadro horrible y violento. Sobre el pasto negro, un Elfo Oscuro, un joven aprendiz de mago, yacía muerto con los ojos abiertos y el rostro ensangrentado, junto a los harapos sucios de un segundo Goblin que ya terminaba de desvanecerse en el aire. El cráneo del joven aprendiz mostraba una profunda herida con la misma forma del grotesco bastón que llevaba el Goblin sujeto al costado, lo que sugería que muy probablemente era el arma que le había causado la muerte. El cadáver del aprendiz comenzó entonces lentamente a desvanecerse, perdiéndose en la brisa fría de la medianoche. La lamentable escena probablemente había sido fruto de la inexperiencia del joven, quien quizás atacó a uno de los duendes, sin notar que en las cercanías lo escoltaba uno de sus compañeros, por lo que no fue rival ante la desventaja numérica de dos contra uno.

La satisfacción y la crueldad del Goblin al saquear las pertenencias del joven caído continuaron en una triste mueca, mientras le estallaba el tórax en una ruidosa detonación que sacudió los circundantes brotes de pasto negro. La sombra de un gran árbol negro ocultaba a la Elfa Oscura, que sin pensarlo demasiado había dejado escapar un preciso disparo de flecha, justo sobre el esternón henchido del Goblin, por lo que el fuerte sonido de la fractura recorrió en ecos moribundos las paredes del exterior del Templo de Shilen, apagando así el grito de sorpresa del saqueador, quien además de la túnica del asesinado aprendiz de mago, dejó caer un sencillo anillo mágico de entre sus harapos.

Palpando delicadamente el cordado de su recién adquirido Hunting Bow o Arco de Caza, Kharma Deathbringer salió de las sombras, acercándose lentamente al lugar donde el cuerpo sin vida del Goblin también comenzaba a desvanecerse. La hermosa mujer élfica recogió entonces los objetos del suelo, mientras recordaba nítidamente el rostro sin vida del mago que había caído víctima de los Goblins invasores. Mientras la noche le imprimía una agradable sensación de claridad y agudeza en los sentidos, sintió que ese viejo y poderoso anhelo que había sentido al nacer, era la cacería, que se cumplía ante su primera victoria y ante la primera retribución de un acto cruel y sanguinario.

Mediante un certero golpe en una zona crítica de su primera víctima y por la voluntad de Shilen, la divinidad de los Elfos Oscuros, ese sería solamente el primero de muchos otros enemigos vencidos, quienes caerían bajo las letales saetas solo por una milenaria y poderosa razón: la venganza.

2 comentarios:

  1. Qué se puede decir, el ambiente de Shilen Temple es sofocante y abruma al momento de abrir los ojos. Muy buena descripción de las impresiones y expresiones de una Delf. (Siempre preferiré las espadas al arco ;P)

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  2. Buena descripción, y sobre todo MUY BUEN SENTIDO ROLERO :P
    Espero q hagas alguna historia sobre un joven orco shaman, una raza muy poderosa.
    Bueno solo pasaba... segui con esto q tenes pasta para hacerlo.

    Alguien de por ahí

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